Diario de aprendizaje 2

 

Adaptarse o morir

Si tuviese que resumir lo aprendido durante esta segunda PEC en una palabra sería actualización. Durante toda la PEC me he sentido desubicada en todo momento. En primer lugar, por la preocupación creciente por la IA, en segundo lugar, por los cambios en las aulas y el ágora y, en tercer lugar, en LinkedIn.

Sé que la IA aún no es una amenaza real, pero me ha hecho replantearme un futuro donde más de una profesión va a tener que adaptarse. Los cambios en las aulas Canvas y el ágora me están pasando factura porque no me organizo ni encuentro la información con agilidad. Con respecto a LinkedIn, bueno, llevo mucho tiempo trabajando en mi sector y volver a enfrentarme a hacer un perfil laboral a partir de 0 sin experiencia ha sido revivir una pesadilla.

Conclusión, se ha de salir de la zona de confort más a menudo y mantenerse actualizada.

 

¿Amiga o enemiga?

¿Amiga o enemiga?

No puedo evitar hablar de la IA. Puede que peque de repetitiva, teniendo en cuenta que he leído dos entradas sobre este tema, pero ambas entradas me han suscitado la misma pregunta; ¿Querida IA, vienes a ayudarme o a destruirme? Creo que todos estamos de acuerdo en que la IA es imparable; se ha creado, ha llegado y va a evolucionar. La duda que nos corroe a algunos es qué ocurrirá con algunas profesiones, en este caso, con los traductores e intérpretes.

Alberto Barbieri, en su artículo Traductores e intérpretes, ¿las próximas víctimas de la inteligencia artificial? nos deja entrever que los puntos positivos de la IA se basan en su rapidez, que las traducciones que incluyen en su combinación el inglés tienen una fiabilidad mayor en comparación a las traducciones humanas, al menos con Google Translate, y que los textos con mayor función apelativa son más difíciles de traducir porque la IA, de momento, no sabe emocionar a través de las palabras. Visto de otra manera, encontramos dos puntos débiles de la IA; no es fiable en traducciones en cualquier combinación de idiomas que no esté el inglés y los textos más apelativos o creativos, como dice Barbieri, son difíciles de traducir para una inteligencia sin emociones.

Teniendo en cuenta que la IA es un fenómeno imparable, solo nos quedan dos vías: morir o sobrevivir. Evidentemente, no vamos a morir, así que sobreviviremos y lo haremos adaptándonos. Además de ser correctores y editores de los textos traducidos de la IA, podemos empezar a aprender idiomas que no sean mayoritarios, podemos imbuir a nuestros textos de más emoción y así la humanidad dejaría una marca personal que frene la invasión de la IA.

En todo caso, y hablo por mí, me parece emocionante presenciar como un ente sin vida intenta conquistar aspectos puramente humanos como la comunicación escrita que se da, por ejemplo, en los libros. Es decir, si fuese tan fácil, todo el mundo podría ser escritor, ¿no? Solamente se trata de escribir. Pero no es lo mismo escribir que contar una historia.